Al hilo de tomar iniciativas o medidas que hagan del trance algo llevadero, dire que desde mi punto de vista, las empresas de los sectores mas afectados son las que peor lo tienen.
En el sector de las Artes Gráficas se acusa un descenso bastante notable de la carga de trabajo. Si nos damos un paseo por foros y portales del sector o hablamos con colegas de distintas regiones parece que el problema es generalizado.
En cuanto a las medidas que las distintas empresas empiezan a tomar, vemos movimientos como; recortar la plantilla en un esfuerzo por ahorrar o no gastar de forma notable e inmediata, abaratar tarifas para así captar más trabajo, aceptar encargos que en otra tesitura no se aceptarían... son algunas prácticas que he podido comprobar que se están haciendo. Aunque son medidas que a priori pueden parecer ser efectivas para dar más liquidez a la empresa, pueden ser por otro lado contraproducentes y dañinas.
Recortar la plantilla, por ejemplo, según el caso puede conllevar a una merma notable en la capacidad productiva de un taller. Si esto se produce, la situación nos puede llevar a tener que contratar de nuevo al personal cesado o al aumento de las horas de trabajo del personal que queda en el taller, con los consiguientes gastos extra y el consiguiente caos organizativo. Hay que tener en cuenta que con crisis o sin ella, los plazos de entrega a los que acostumbramos a nuestros clientes, así como los precios y en definitiva el conjunto de prestaciones que definen nuestro servicio y lo diferencian del resto, no cambiarán.
Abaratar las tarifas es algo en lo que todo el sector esta de acuerdo en calificar como contraproducente; "es un grave error", decimos todos. Sin embargo a todos los niveles se realizan recortes, descuentos, etc... Reducir el ya de por si escaso margen de beneficio deja en la cuneta a muchas pequeñas empresas con escasos medios técnicos que no son capaces de competir a esos niveles, empresas que tendrían su hueco en el mercado si este gozara de mejor salud y la competencia no fuera tan agresiva.
Y las medianas o grandes empresas del sector, con mejores medios técnicos y por tanto en condiciones de competir, se arriesgan a quedar en peor situación que esas pequeñas empresas que ni siquiera se plantean entrar en la "guerra de precios" si no gestionan al céntimo los gastos de producción, minimizan los errores a prácticamente cero y optimizan sus medios de producción al máximo.
Por otro lado, aceptar encargos que se salgan o no cumplan con las características para las que nuestro taller está configurado y/o equipado puede ser también un grave error. Adaptar un taller a distintas producciones "sobre la marcha" hace que se pierda capacidad, efectiviad y en muchos casos calidad, y esto os lo digo desde la experiencia.
No quiero pintar esto demasiado negro, pero son casos reales que se están dando. Si consultamos cualquier foro lo podemos comprobar.
Personalmente creo que el salir airoso de cualquier crisis no sólo depende de las medidas paliativas que se toman al respecto. Está demostrado que pesa más la salud económica y estructural de la empresa que el hecho de realizar recortes o reestructuraciones apresuradas en un intento desesperado de salvar los muebles. Por tanto, sólo las empresas mejor equipadas y mas optimizadas en cuanto a sus recursos técnicos, las más profesionalizadas y con mejores equipos humanos y las mejor gestionadas económicamente a todos los niveles, independientemente de su tamaño y/o ámbito geográfico de acción, estarán, no solo preparadas para afrontar la crisis de una manera más liviana, si no que serán capaces incluso de sacar tajada de los errores estratégicos de sus competidores directos, saliendo del trance más reforzadas.
COMPONENTE HUMANO
Está claro que sobre los hombros de empresarios y directivos recae la mayor parte del peso. Ellos son los responsables últimos de la buena o mala marcha de una empresa. Ellos son los que deben tomar todas las decisiones que determinen el rumbo. Pero no son ellos los que, a pié de máquina, deben detectar que la emulsión de una plancha está defectuosa, o detectar que hay que cambiar un caucho, o que la impresión está desajustada. Es tarea de todos, empresarios y trabajadores, hacer de una actividad empresarial algo rentable y con garantías de futuro. Es tarea de todos, cuando se habla de apretarse el cinturón, agudizar al máximo todos los sentidos para reducir los errores a cero, optimizar los recursos para reducir desperdicios, tiempos de producción y por lo tanto, los costes.
Cuando se trata del bolsillo propio todos sabemos lo que hacer; nos quitamos de caprichos, reducimos el uso del teléfono, buscamos la gasolinera más barata, nos pasamos a las marcas blandas en el súper, etc... pero hay que reconocer que no somos capaces de extrapolar esta capacidad de ahorro a nuestro ámbito de trabajo. Parece que al no sufrirlo directamente en nuestro bolsillo, sencillamente no le damos mayor importancia a esos 300 pliegos consumidos de más, ni a esas 2 planchas arañadas por un manipulado descuidado, por poner ejemplos fácilmente reconocibles. Esos incidentes sin importancia y otros muchos que me dejo en el tintero y que dan diariamente en el desarrollo de la actividad, influyen en que a la larga se deteriore la salud de la empresa haciéndola más vulnerable y frágil en épocas de "sequía". No digo que estos detalles por sí solos puedan causar la quiebra de una empresa, pero si son un aspecto negativo de peso si analizamos el estado de la misma; no es tan grave la cantidad de papel, planchas o tiempo desperdiciados, como el hecho de que existan dichos desperdicios y no se tomen medidas al respecto.
Apretarse el cinturón por tanto es algo complejo que nos afecta a todos los que formamos parte de la empresa en la que trabajemos. Y es, más que una medida puntual, una forma de entender el correcto desarrollo de una actividad laboral, un ejercicio de educación continua a nuestro personal, un ejercicio paralelo de constante autocrítica y una acertada elección de objetivos y metas.
No es más limpio el que más limpia... si no el que menos ensucia.
1 comentario:
Nuestro oficio es muy borde, requiere grandes inversiones que además se quedan obsoletas muy pronto y que además pierden precio a una velocidad tremenda.
Para hacer empresas en otros sectres se requiere menos formación (si, todavía menos) y una inversión más "sencilla".
Es un momento interesante, que dura varias décadas, y que tendremos que vivir.
Publicar un comentario